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jueves, 14 de septiembre de 2017

LA INMORTAL DE FISCHER



















LA INMORTAL DE FISCHER


Esta es una de las partidas de ajedrez más importantes de todos los tiempos. Muchos jugadores opinan que es la mejor partida jamás disputada. Tuvo lugar en Nueva York en 1956, en la cual jugaba con negras un tal Bobby Fischer que tenía 13 años, contra un jugador muy experimentado que conducía las piezas blancas llamado Donald Byrne.

Si alguien duda de que el ajedrez puede ser un arte, dejará de hacerlo tras ver esta obra maestra, que también convencerá a quienes cuestionan que el rey de los juegos, junto a la música y las matemáticas, es la actividad que produce más niños prodigio. Bobby Fischer tenía 13 años en 1956 cuando creó una maravilla que dejará perplejos y emocionados a los amantes del deporte mental mientras el mundo exista.

Cuando uno ve y analiza la undécima jugada de las negras con tranquilidad, todo es de una lógica aplastante: ese golpe conecta con asombrosa eficacia los elementos tácticos de la posición y permite que todas las piezas negras, excepto la torre de a8, dancen armónicamente. Pero Donald Byrne se defiende bien, y tras su decimoséptimo lance deja la dama y un caballo negros bajo amenaza. Todo indica que Fischer está en serios apuros y debe buscar algo que le permita mantener el equilibrio. Pero entonces surge, como del sombrero de un mago, una de las jugadas más bellas en 15 siglos de historia del ajedrez. Y es precisamente la torre de a8 quien da la puntilla. No es fácil imaginar tanta belleza.

LA INMORTAL DE FISCHER

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