BOTIJOS
Un botijo ( o búcaro en Andalucía) es un recipiente de barro cocido poroso, diseñado para beber y conservar fresca el agua. En alfarería se define como vasija de cuerpo esferoide, un asa en su parte superior, y con dos o más orificios. Por lo general se llama boca al más ancho -por el que se llena-, y pitón o pitorro al otro, que produce un fino chorrillo ideal para beber sin demasiado desperdicio.
El botijo es un objeto típico de la cultura española, tan habitual en Castilla, Aragón y el tercio sur de la península (Extremadura, La Mancha, Levante y Andalucía), como en las zonas más húmedas del norte o el territorio insular.
El ejemplar más antiguo aparecido en la Península Ibérica pertenece a la cultura argárica y fue hallado en la necrópolis de Puntarrón Chico (Beniaján), cercana a la capital de la región murciana, en cuyo museo arqueológico se conserva. Se trata de una pieza esencial en la historiografía de la cerámica ya que se trata de una «obra cerrada», con un solo orificio de 2 cm y el asa colocada en la parte superior; la medida del botijo es de 11 x 9,5 cm.
Funcionamiento
El principio de funcionamiento del botijo es el siguiente: el agua almacenada se filtra por los poros de la arcilla y en contacto con el ambiente seco exterior (característica del clima mediterráneo) se evapora, produciendo un enfriamiento (2,219 kilojulios por gramo de agua evaporada).
La clave del enfriamiento está, por lo tanto, en la evaporación del agua exudada, ya que ésta, para evaporarse, extrae parte de la energía térmica del agua almacenada dentro del botijo.
En algunas regiones, antes de usarlo por primera vez, se cura dejándolo durante un par de días lleno de agua y con un poco de anís. En zonas de litoral, para curar el barro se introducen algunos cantos marinos por la boca de carga, se dejan en agua unos días y se enjuaga bien para que no quede regusto a sal.
Etimología y nombres españoles
Al margen de la prudente parquedad de la RAE,3 se sabe que existió el término latino "buttis", botella, tonel, y luego el latín medieval "butticula". Probablemente la mezcla de voces romances de origen latino con otras de la cultura mozárabe formaron su tronco etimológico.
Sebastián de Covarrubias en el año 1611, describe "botija", como "vaso de tierra ventrudo con la boca y cuello angosto. Los niños cuando están para llorar hinchan los carrillos y a esto le llaman embotijarse".
En la geografía española, el botijo recibe distintos nombres: en el sur y suroeste de España se alterna con términos como "búcaro", "pimporro" o piporro, "pipo" o pipote, "pirulo" en las vegas de Granada y el Guadalquivir, "ñañe" y "pichilín" en Huelva, "piche" en Extremadura, "rallo" en Aragón, "txongila" en Cegama (Guipúzcoa). En Cataluña es el "càntir", que aglutina una variada familia de modelos y tipos. La alfarería catalana celebra una feria anual en la localidad barcelonesa de Argentona que cuenta con uno de los mejores museos monográficos.
Otras piezas de alfarería de agua de la familia del botijo: cantarillo de pitorro, porrón, barril de pitón, y una gran variedad de cantarillas y botijas.
APRENDIENDO A BEBER EN PORRONES O BOTIJOS