CHISTE Nº 61
Un hombre que se llamaba HÉCTOR, estaba buscando trabajo, y encontró un empleo en Alemania, así que se decidió a marcharse, pero al tener un gato, y no saber que hacer con él, lo dejó al cuidado de un amigo al que le dijo:
HÉCTOR: Te dejo al cuidado de mi gato. En el caso de que pase cualquier cosa, me mandas una carta a esta dirección en Alemania.
Pasados unos meses recibio una carta de su amigo que decía:
AMIGO: "TÚ GATO HA MUERTO".
Héctor se puso a llorar desconsoladamente, y llamó por teléfono a su amigo desde Alemania, y le dijo:
HÉCTOR: Eres una persona muy cruel.
¿Cómo se te ocurre decirme que se ha muerto mi gato, así tan fríamente?.
Las cosas no se dicen así.
Lo que tendrías que haber hecho es mandarme una carta diciendo, por ejemplo:
"TÚ GATO SE SUBIÓ A UN ÁRBOL", y después otra diciendo:
"TÚ GATO SE CAYÓ DEL ÁRBOL", y luego otra carta, en la que me hubieses dicho:
"EL GATO HA MUERTO POR CAUSA DE LA CAÍDA", y de esa forma, yo me hubiese hecho a la idea de su muerte, y no hubiese sufrido tanto, pero recibir una carta así, de sopetón, ha sido muy cruel.
Así que ya sabes, la próxima vez, que pase cualquier cosa me dices las cosas de esta manera.
El amigo accedió a ello, y pasados unos meses le envió una carta que decía:
AMIGO: "TU MADRE SE SUBIÓ A UN ÁRBOL".
Nº 61