Sodoma (en hebreo סְדוֹם; en hebreo moderno Sədom; en hebreo tiberiano Səḏôm, en griego antiguo Σόδομα/Sódoma) era una ciudad que,[1] según el Antiguo Testamento de la Biblia, fue destruida junto a Gomorra. Se la describe como una de las ciudades que formaron parte de la Pentápolis bíblica, situada a orillas del Mar Muerto.
TOPONIMIA
El nombre se encuentra relacionado con la raiz árabe (سدم) sadama, 'tristeza, angustia, 'arrepentimiento', 'agotamiento'. [2] Su gentilicio es sodomita.
En la Biblia
Sodoma y Gomorra estaban situadas muy cerca una de la otra, en una llanura. Próximo a ellas se encontraba un valle, llamado Valle de Sidim, en el que abundaban los pozos de asfalto, cercano al Mar Salado (Mar Muerto). También próximo a estas ciudades se encontraban Adma, Zoar, y Zeboím.
El rey era Bera (Génesis 14:2-3) y el de Gomorra era Birsha. En aquellos tiempos en que Lot se había establecido, habían sostenido una guerra con los reinos de Elam, Sinar, Elazar, y Goim, siendo éstos los vencedores.
Lot y su gente fueron hechos prisioneros por los vencedores y llevados a Dan. En este lugar Abraham y sus aliados rescataron a Lot, sus bienes, y su gente (Génesis 14:15-16). Lot regresó a Sodoma, pero para aquel tiempo, Sodoma ya tenía fama de ciudad de gente perversa.
Según el relato de la Biblia en el capítulo 18 del Génesis (Génesis 18), Dios reveló a Abraham que destruiría Sodoma por medio de fuego y azufre, porque su pecado era muy grave e irreversible, y solo Lot y su familia podrían ser salvados. Abraham intercedió por los justos de la ciudad, y Dios le repuso que no la destruiría si, al menos, encontraba cincuenta justos en la ciudad. Dios, sin embargo, permitió a Abraham interceder hasta que se convenciera de que en Sodoma no había ni diez justos.
Según continúa el capítulo 19, en los versículos 1 a 38 (Génesis 19:1-38), dos ángeles de Dios entraron en Sodoma a rescatar a Lot , sobrino de Abraham; los ángeles eran de hermosa apariencia y llamaron la atención de los habitantes. Al verlos, Lot los invitó e insistió en que pasaran la noche en su casa. Pero antes de que se acostasen, los sodomitas cercaron la casa y exigieron que les entregase a sus invitados para abusar de ellos.
Por cierto Lot se negó, y les ofreció a cambio sus dos hijas vírgenes, para que se saciaran con ellas. La turba no aceptó e intentó romper la puerta, pero los dos invitados cegaron a los asaltantes.
«Lot salió de la casa y se dirigió hacia ellos, cerrando la puerta detrás de sí, y les dijo: “Les ruego, hermanos míos, que no cometan semejante maldad. Miren, tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en mi hospitalidad.” Pero ellos le respondieron: “¡Quítate de en medio! ¡Eres un forastero y ya quieres actuar como juez! Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.” Lo empujaron violentamente y se disponían a romper la puerta»
Después dijeron a Lot que sacara a su familia de la ciudad. Lot avisó a sus yernos, pero estos creyeron que bromeaba, así que Lot marchó solo con su esposa y sus hijas. Los ángeles, antes de retirarse, instruyeron a Lot que pasara lo que pasara no se volviesen a mirar, puesto que quien lo hiciese se convertiría en estatua de sal.
Después que los ángeles sacaran de Sodoma a la familia, Dios envió una lluvia de fuego y azufre que incineró completamente la ciudad con sus habitantes, así como otras ciudades de la llanura (al menos cuatro de las cinco). Uno de los que acompañaba a Lot en la huida, su mujer, se dio vuelta para mirar, y se convirtió en sal como se le había indicado a Lot.
El tío de Lot, Abraham, desde una montaña a lo lejos, vio la columna de humo que se levantó sobre la destruida Sodoma.
En Deuteronomio 29:23 se señala que conjuntamente con estas ciudades, también se destruyeron Adma y Zeboím.
Lot se refugió en Zoar, pero teniendo temor de Dios por la suerte de esta ciudad, prefirió refugiarse en una cueva con toda su descendencia.
Otros libros de la Biblia utilizan este pasaje de la historia de Sodoma como ejemplo de cómo los pecadores son castigados.
Sodomía y sus aspectos
Como herencia de la cultura judeo-cristiana, en varios idiomas occidentales se utiliza el gentilicio «sodomita» para designar a quienes practican diversas clases de aberraciones o parafilias sexuales, como por ejemplo: sadomasoquismo, necrofilia, vampirismo, etc. Así mismo, también se ha utilizado el término para designar la homosexualidad.
Aunque esas definiciones son modernas, en la Antigüedad tales prácticas tenían otra connotación que podrían estar relacionadas con la falta de amor al prójimo.
Un pasaje del profeta Ezequiel deja entrever esta connotación:
«He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no tendió la mano al afligido y al mendigo. Y se llenaron de soberbia y abominaron de mi Ley.»
Al estudiar los versículos de la Biblia referidos al tema se deduce que, para el autor, los habitantes de Sodoma y Gomorra habían traspasado los límites aceptados por la cultura israelita en materia sexual y de relaciones humanas; por lo tanto, estas prácticas se consideraban abominables para Yahvé. Los comentaristas sostienen, apoyados en el texto, que Yahvé mantenía a Lot en ese lugar con la misión de revertir estas conductas mediante exhortaciones, dado que Lot no pertenecía a ese asentamiento pues había llegado a situarse en las puertas de la ciudad. Su prédica, según estos comentarios, no tuvo éxito.
Cabe señalar que este acontecimiento, el de Sodoma y Gomorra, caló tan hondo en la tradición judaica, que en el Nuevo Testamento aún se le hace referencia como sinónimo de perversión.
La tradición popular sostiene que la razón del castigo era la práctica de la homosexualidad (por lo menos masculina) por parte de los sodomitas, la cual pasó a llamarse sodomía. Otros lugares de la Biblia donde se apunta a esta práctica sexual son Judas 1:7 y 2Pedro 2:1-22, 1Corintios 6:9-13 en el Nuevo Testamento.
Sodoma es mencionada expresamente 46 veces en la Biblia (la primera en Génesis 10:19, y la última en Apocalipsis 11:8), y representa la perversión humana en muchas formas. Fueron parte de un jardín antes de ser destruidas (Génesis 13:10), luego de lo cual serán referencias típicas de ciudades de malvados (Génesis 13:13, Deuteronomio 32:32, 2Pedro 2:6), y no solamente por la homosexualidad de sus habitantes, sino por muchas cosas, comenzando por el descaro de ufanarse de sus pecados (Isaías 3:9).
Otros sostienen sin embargo, que el versículo no describe ninguna relación (no hay consentimiento) homosexual sino una violación, lo que constituye claramente una malinterpretación.
En Judas, versículo 7, se arroja luz sobre el tema:
«-Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos habiendo fornicado e ido en pos de vicios en contra de la naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo castigo de fuego eterno.»
En la Italia de fines del Renacimiento, al pintor Giovanni Antonio Bazzi (1477-1549), le llamaban Il Sodoma ('el sodomita' u homosexual).
Intentos de ubicar a Sodoma y Gomorra
En la parte occidental del Mar Muerto permanecen los vestigios de dos ciudades convertidas en cenizas, una al pie del monte Masada, y la otra al pie del monte Sodoma. En 1989, el arqueólogo aficionado Ron Wyatt conducía a lo largo del camino más allá de estos sitios. Aunque él había conducido a lo largo de este camino quizás treinta o cuarenta veces antes, esta vez repentinamente le parecieron las paredes y los edificios de una ciudad. Intentando investigar más a fondo, Wyatt encontró que en estas ciudades existían cimentaciones de edificios y otras estructuras, así como restos de cerámica, que aparecieron enterrados por la ceniza. Había suelos de habitación identificables. Encontró calles interconectadas, ziggurats y una esfinge, todo dentro de una muralla tradicional de adobe con zócalo de piedra y contrafuertes, propios de una ciudad antigua, de principios de la Edad del Bronce (hacia 3300 a. C.).
Estas ciudades son de hecho únicas. Otras ciudades fueron destruidas por el fuego o por los volcanes, como Pompeya en el año 79, cubierta por una capa de ceniza de más de seis metros, quedando el material arqueológico original debajo. Aquí, sin embargo, vemos ciudades enteras convertidas totalmente en ceniza, exactamente como la Biblia lo describe. 2Pedro 2:6 «También condeno por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente». Desde lo alto, uno puede ver que las ciudades están planificadas según una forma «cuadrática» o «en retícula», obviamente diseñadas por el hombre. El material circundante está formado por rocas de tonalidad marrón que no han sufrido los efectos del fuego. La pregunta obvia sería: si las ciudades fueron destruidas hace 3900 años, ¿cómo es que la ceniza no se ha erosionado totalmente? Tal vez la respuesta indique el tipo de incendio catastrófico y las causas del mismo: sin poder descartar totalmente una posible lluvia de «tectitas», procedentes de la pluma de un asteroide que fue observado por los sumerios en la época, y habida cuenta de la abundancia en las rocas sedimentarias de la zona de depósitos de gas natural, asfalto (petróleo surgente) y azufre, así como su ubicación sobre una falla tectónica, la causa de la destrucción de las ciudades de la llanura pudo deberse a la concurrencia de fuertes terremotos, posibles corrimientos de tierra hacia el lago y la liberación explosiva del material inflamable de subsuelo, que en contacto con el fuego de los hogares incendiaría las viviendas. La persistencia de las cenizas frente a la erosión ambiental durante miles de años ha podido ser explicada por los investigadores, quienes han mostrado que los objetos quemados con sulfuro dejan un residuo de ceniza más pesado que el material original.
SODOMA Y GOMORRA
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