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domingo, 20 de octubre de 2019

EL REY LEPROSO










BALDUINO IV
"EL REY LEPROSO"

El Reino de Jerusalén fue establecido en el año 1099 de la era común después de la primera cruzada, las cruzadas eran un grupo de expediciones que buscaban establecer el control apostólico Romano en Tierra Santa. Este reino comprendía una zona geográfica conocida como el Levante del Sur lo que actualmente serían los territorios de Israel, Palestina, Jordania y sectores específicos que corresponden a los actuales Siria y Líbano.
El reinado fue custodiado por los templarios y proporcionó grandes historias de batallas épicas y personajes interesantes hasta que en 1187 el control de la Zona regreso a los musulmanes.
Uno de estos personajes icónicos de aquellas épocas fue el rey de Jerusalén Balduino IV.

BIOGRAFÍA
Balduino IV, llamado el Leproso o el Santo (Jerusalén, 1161 – 16 de marzo de 1185), hijo de Amalarico I de Jerusalén y de su primera mujer Inés de Courtenay, fue rey de Jerusalén desde el 15 de julio de 1174 hasta su muerte en 1185.

Maniobras políticas
Descendiente de la Casa de Château-Landon, Balduino pasó su niñez y juventud en la corte de su padre en Jerusalén, con poco contacto con su madre, Inés de Courtenay, condesa de Jaffa y Ascalón (y posteriormente señora de Sidón), de la cual su padre se había visto obligado a divorciarse. Balduino IV fue educado por el historiador Guillermo de Tiro (que luego sería arzobispo de Tiro y canciller del reino), que descubrió que el niño padecía lepra: el niño y sus amigos estaban jugando un día a pincharse en los brazos, pero Balduino no sintió dolor cuando le pincharon, Guillermo reconoció el hecho inmediatamente como señal de la lepra.

Su padre murió en 1174 y el niño ascendió al trono con trece años. Durante su minoría, el reino fue gobernado por dos regentes sucesivos, primero Miles de Plancy, aunque de forma no oficial, y luego por Raimundo III de Trípoli. En tanto que leproso, no se esperaba que Balduino reinase muchos años o que tuviese un heredero, por eso, cortesanos y señores buscaron cómo influir sobre los herederos de Balduino: su hermana la princesa Sibila y su medio hermana la princesa Isabel.

Raimundo de Trípoli, como regente, casó a Sibila con Guillermo de Monferrato en otoño de 1176, y se les dio el título de condes de Jaffa y Ascalón. Pero éste murió al año siguiente, dejando a Sibila embarazada del futuro Balduino V de Jerusalén.

Ese año llegó como cruzado Felipe de Flandes, primo hermano del rey y su pariente más próximo por el lado paterno. Como tal, intentó gobernar por encima de la autoridad del regente, pero la Haute Cour se lo denegó. Felipe abandonó el reino y apoyó al principado de Antioquía.

El gobierno de Balduino
Ese mismo año, Balduino alcanzó la mayoría de edad. Contaba con pocos familiares hombres en los que poder delegar. Inés ganó influencia y logró que su hermano Joscelino III de Edesa fuese nombrado senescal.

En 1176 Reinaldo de Chatillon había sido liberado de su cautividad en Alepo, entonces Balduino le hizo señor de Kerak, una fortaleza sobre el mar Muerto.

En 1177, Balduino permitió a su madrastra, la reina viuda María Comneno, que se casase con Balián de Ibelín. Era una alianza peligrosa, pues con el apoyo de María, la ambiciosa familia de Ibelín intentaría casarse con las princesas Sibila e Isabel. Durante ese año, Balduino obtuvo una gran victoria con Reinaldo de Châtillon a la cabeza del ejército de Jerusalén, Saladino invadió los campos del reino creyendo atacar un país sin defensores. Pero el joven rey Balduino IV reunió a todos los caballeros que le quedaban y se llevó la Vera Cruz. Primero fue a refugiarse a Ascalón con un ejército reclutado a toda prisa y con sólo 350 caballeros entre sus filas, y luego los musulmanes fueron sorprendidos por la retaguardia, lo que provocó su derrota. Balduino había salvado su reino con la astucia y habilidad de un gran gobernante, por ello fue recibido triunfalmente en Jerusalén. Fue la última gran batalla ganada por los cruzados en Tierra Santa antes de la capitulación de Jerusalén, recordada como la batalla de Montgisard.

En 1179 se libró la Batalla del Vado de Jacobo, el rey Balduino IV de Jerusalén y los Caballeros Templarios iniciaron la construcción del castillo de Chastellet en el Vado de Jacobo (el tamaño que iba a establecerse para el castillo era rival al del Krak de los Caballeros) el único lugar de cruce del río Jordán y la carretera principal entre el Imperio de Saladino y el Reino de Jerusalén. El castillo estaba a sólo un día de marcha de Damasco, la capital de Saladino, y esto socavaba gravemente su autoridad por lo que no podía permitir la existencia de una fortaleza enemiga tan cerca de su capital, por lo que el sultán decidió atacar antes de la terminación de la fortaleza cogiendo a los cruzados prácticamente indefensos. Balduino al ver su castillo en llamas, dio marcha atrás. Saladino desmanteló el castillo, pero no antes que una "peste" devastase su ejército matando a diez de sus comandantes.

En el verano de 1180, Balduino IV casó a Sibila con Guido de Lusignan, hermano del condestable Amalarico de Lusignan. Guido se había aliado con Reinaldo, el cual aprovechaba ahora su posición para atacar las caravanas comerciales entre Egipto y Damasco. Después de que Saladino respondiese a estos ataques, Balduino nombró a Guido regente del reino.

Pero en 1183, Balduino estaba descontento con las acciones de Guido como regente, y terminó por destituirlo, por lo que éste se retiró a Ascalón con su mujer, la princesa Sibila.

También durante ese año evitó la conquista de Al Kerak, fortaleza de Reinaldo de Châtillon, señor de Oultrejordain, situado a 124 kilómetros al sur de Ammán a manos de Saladino, debido a que Reinaldo no paraba de saquear caravanas de comerciantes musulmanes que pasaban por sus territorios con motivo del pacto de paz entre cruzados y sarracenos. El colmo fue cuando organizó una expedición en el Mar Rojo. Capturó la ciudad de Eilat, obteniendo una base de operaciones contra la ciudad más sagrada del Islam, la Meca. Saladino, el líder de las fuerzas musulmanas, no podía tolerar esto y avanzó en contra de la fortaleza de Reinaldo. El rey Balduino inmediatamente marchó con el ejército de Jerusalén, acompañado por su regente, Raimundo III de Trípoli, llegó mientras las fuerzas de Saladino continuaban luchando contra las pesadas fortificaciones. A sabiendas de que carecían de tropas para una batalla, y que corrían el riesgo de ser aplastados entre el ejército cruzado y los muros del Kerak, el sultán decidió huir con su ejército.

El rey de Jerusalén había burlado de nuevo sus rivales musulmanes, a pesar de que sufría la lepra. Si bien la suerte de los cruzados estaba ligada a la vida del rey, esta fue una demostración de fuerza decisiva.

Enfermedad y muerte
Aunque no parece que tuviese animadversión a su hermana, en los primeros meses de 1184, Balduino intentó que se anulase el matrimonio entre Sibila y Guido. La pareja se resistió, por lo que Balduino decidió nombrar sucesor a su sobrino, con el apoyo de Inés, Raimundo y de muchos barones, excluyendo así a Sibila de la sucesión. Raimundo actuaría como tutor del niño.

Los años y la enfermedad hicieron estragos en su condición física: apenas con 20 años, el Rey presentaba graves secuelas físicas, su cara estaba desfigurada y se decía que la ocultaba usando una máscara, se encontraba prácticamente ciego y con las manos y piernas mutiladas. Balduino murió en 1185, poco después de su madre Inés. Aunque había sufrido toda su vida los efectos de la lepra, pudo mantenerse en el trono mucho más años de lo previsto. Le sucedió Balduino V, tal y como se había decidido, con Raimundo de Trípoli como regente.

Murió cuando tenía apenas veinticuatro años y por todo lo que hizo en esos pocos años a pesar de su tormentosa enfermedad, su incapacidad y su ceguera final, llena de admiración y se ganó el respeto a quienes conocían su historia, incluso su enemigo Saladino le llegó a admirar y respetar. Por ello no sólo los francos se inclinaron ante su memoria, sino también sus enemigos, los árabes. El Imán de Isapahán escribió: «ese joven leproso hizo respetar su autoridad al modo de los grandes príncipes como David o Salomón». Su estoica y dolorosa figura, tal vez la más noble de las Cruzadas, símbolo de heroísmo en la frontera de la santidad, ha sido víctima de un injusto olvido histórico.

Balduino en la ficción
En la película El reino de los cielos (2005, dirigida por Ridley Scott), Edward Norton representa el papel de Balduino. Aunque ésta contiene numerosos elementos ficticios, la figura del rey transmite con verosimilitud su valor físico y la dedicación a su reino. También lleva una máscara metálica en la película.

BALDUINO IV
"EL REY LEPROSO"