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miércoles, 4 de octubre de 2023

EL CARDENAL RICHELIEU






















CARDENAL RICHELIEU

Armand-Jean du Plessis de Richelieu
Cardenal de la Iglesia Católica

Cardenal Richelieu,
pintura de Philippe de Champaigne

Ordenación 17 de abril de 1607

Proclamación 5 de septiembre 1622 por el
Papa Gregorio XV

Nacimiento 9 de septiembre de 1585, París

Fallecimiento 4 de diciembre de 1642, París


BIOGRAFÍA
Armand-Jean du Plessis, cardenal-duque de Richelieu (París, 9 de septiembre de 1585 –ibídem, 4 de diciembre de 1642), fue un prelado, noble y hombre de estado francés.

Nombrado obispo en 1607, entró en la política, convirtiéndose en Secretario de Estado, en 1616. Richelieu pronto alcanzó un gran poder en la Iglesia católica y en el Reino de Francia, convirtiéndose en cardenal en 1622, y en el primer ministro del rey Luis XIII en 1624. Permaneció en el cargo hasta su muerte en 1642, siendo sucedido por el también cardenal Julio Mazarino.

Como primer ministro de Francia, consolidó la monarquía francesa luchando contra las diversas facciones domésticas. Para contrarrestar el poder de la nobleza, transformó Francia en un fuerte estado centralizado. Su política exterior fundamental fue contrarrestar el poder de la dinastía austro-hispánica de los Habsburgo, entonces reinante en España y en el Sacro Imperio Romano Germánico. Para ello, aún siendo un ministro católico, no dudó en aliarse con los protestantes para alcanzar dicho objetivo. Fue particularmente notoria su intervención en la Guerra de los Treinta Años, que terminó con la Paz de Westfalia.

Su apoyo a la expansión ultramarina le hizo fundar asentamientos en Nueva Francia, Guadalupe, Guayana, Martinica, Senegal, Madagascar y Reunión.

Richelieu fue también famoso por su mecenazgo del arte y por fundar la Académie française, la institución que cuida del francés. Es también conocido por el sobrenombre de l'Éminence rouge ("La eminencia roja"), por las vestiduras roja de los cardenales.

PRIMEROS AÑOS DEL CARDENAL RICHELIEU

Nacido en París en 1585, Richelieu era el cuarto de cinco hermanos y el tercer hijo varón. Su familia provenía de la nobleza de Poitou. Su padre, François du Plessis, señor de Richelieu, fue Gran Preboste de Francia; su madre, Suzanne de La Porte, era hija de un prestigioso abogado del Parlamento de París. Su padre murió cuando sólo tenía 5 años, durante las Guerras de religión de Francia, dejando a la familia en una delicada situación económica. A la edad de nueve años, el joven Richelieu fue enviado al Colegio de Navarra y más tarde ingresaría en la Academia de Pluvinel para seguir su formación como gentilhombre y militar.

Por cesión de Enrique III de Francia en 1584 al Gran Preboste, la familia du Plessis disponía del obispado de Luçon. Tras la muerte del último obispo (tío abuelo de Armand-Jean), la ciudad disponía de un obispo interino en espera de que su hermano Alphonse ocupara ese puesto. Pero Alphonse, de carácter un tanto extraño, rechazó convertirse en obispo de Luçon e ingresó en un convento como cartujo. Armand-Jean tuvo que abandonar la carrera militar, debido a problemas de salud, consistentes en graves fiebres, que no le permitían realizar la carrera militar que tanto quería, para reemplazar a su hermano. Era un cambio muy brusco en la orientación de su carrera, pero no lo dudó.

En 1606, Enrique IV nombró a Richelieu obispo de Luçon. Como aún no tenía la edad mínima requerida, fue necesario un viaje a Roma, para obtener una dispensa del Papa. Una vez obtenida ésta, en abril de 1607, Richelieu fue consagrado obispo. Poco después de tomar posesión efectiva de su diócesis, en 1608, Richelieu ya se mostraba como un activo obispo comprometido con las reformas propuestas por el Concilio de Trento celebrado entre 1545 y 1563.

Fue por esta época, cuando Richelieu conoció a François Leclerc du Tremblay (más conocido como "Père Joseph" o "Padre Joseph"), un monje capuchino, el cual se convertiría en su hombre de confianza. Por esta cercanía al cardenal, así como por el color gris de sus hábitos se le conoció con el sobrenombre de l'Éminence grise ("la eminencia gris"). Con el tiempo, el padre Joseph colaboraría con Richelieu como negociador y diplomático.

ASCENSO AL PODER

En 1614, Richelieu, que resultó ser un importante defensor de los intereses y del poder político de los obispos al oponerse al cobro de impuestos a la iglesia, consiguió hacerse elegir por el clero de Poitou como diputado a los Estados Generales; además de defender las reformas introducidas en la Iglesia por el Concilio de Trento, con la oposición de la burguesía. En esta ocasión, fue elegido por María de Médicis como portavoz del clero en la sesión de clausura y su discurso le valió las simpatías de la reina madre. En noviembre de 1615, Richelieu es nombrado por la madre del rey, limosnero de la futura joven reina Ana de Austria, esposa de Luis XIII. En 1616 es nombrado Secretario de Estado para el Exterior y la Guerra, cargo que desempeñará, sólo durante cinco meses, hasta la caída del favorito Concino Concini.



















María de Médicis 
(Cuadro de Rubens)

Richelieu había prosperado al servicio de Concino Concini, principal ministro del reino y favorito de María de Médicis por aquel entonces. Igual que Concini, el obispo de Luçon se convirtió en uno de los más cercanos consejeros de María de Médicis. La reina madre que había sido regente durante la minoría de edad de Luis XIII, continuó manteniendo el poder efectivo tras la coronación y la declaración de mayoría de edad de su hijo en 1614. Su política era impopular en varias regiones de Francia, provocando diversas rebeliones entre los Grandes y numerosas intrigas contra ella y contra Concini. El principal instigador de la caída de Concini fue Charles de Luynes, halconero real y favorito del joven rey. En abril de 1617, aconsejado por Luynes, Luis XIII ordenó el arresto de Concini y su asesinato si oponía resistencia, como fue el caso. Muerto Concini, María de Médicis perdió todo su poder y fue exiliada de la Corte. Con su protector muerto, Richelieu fue destituido como Secretario de Estado y expulsado de la corte, acompañando a la reina madre en su exilio a Angulema. En 1618, debido a las sospechas del rey sobre sus intrigas para devolver a María de Médicis al poder, Richelieu fue exiliado a Avignon, por entonces territorio papal, donde escribió un catecismo titulado L'Instruction du chrétien («La Instrucción del Cristiano»).

En 1619, estando ausente Richelieu del entorno de la reina madre, María de Médicis escapa por una ventana de su confinamiento en el Castillo de Blois y dirige una rebelión aristocrática. El rey y el duque de Luynes, piensan entonces en Richelieu para aconsejar prudentemente a la reina y le encargan negociar con ella. Esta mediación cristalizó en el Tratado de Angulema (Traité d'Angoulême) en 1620, garantizando la libertad de María de Médicis, su pertenencia al Consejo Real y la paz con su hijo.

Con la muerte en 1621, del duque de Luynes, Richelieu recuperó su poder rápidamente. Ese año el rey lo propuso como Cardenal al papa Gregorio XV, quien accedió el 19 de abril de 1622. Tras ser nombrado miembro del Consejo Real el 29 de abril de 1624, maniobró contra el entonces principal ministro, Charles de La Vieuville, que fue arrestado por corrupción ese mismo año en agosto, dejando a Richelieu vía libre para ejercer de principal ministro. Las diversas crisis por las que atravesaba Francia, incluyendo una revuelta hugonote, hicieron del nuevo ministro-cardenal un consejero indispensable para el rey.

ETAPA DE PRIMER MINISTRO

La política del Cardenal se centraba en 2 metas: centralizar el poder en Francia y neutralizar a los Habsburgo, reinantes en España y Alemania. Para ello, se alío con las rebeldes Provincias Unidas, en guerra con España y apoyó a los estados protestantes alemanes que se enfrentaban a los Habsburgo en la Guerra de los Treinta Años. Así mismo, buscó un acercamiento con Inglaterra, logrando acordar el matrimonio entre Enriqueta María, hermana del rey, y el futuro Carlos I de Inglaterra.

Al poco de ser nombrado primer ministro, se enfrentó a la crisis de Valtelina, un valle en Lombardía (norte de Italia). Para combatir la influencia de los Habsburgo (que controlaban el Milanesado), e impedir que este estratégico valle cayera en manos españolas, Richelieu apoyó a los protestantes suizos del cantón de los Grisones, que también lo reclamaban. Richelieu desplegó tropas en Valtelina, que expulsaron a las guarniciones papales. Este apoyo a una potencia protestante frente al papa, le ganó numerosos enemigos en la católica Francia.

















El Cardenal Richelieu en el Sitio de La Rochelle.

Para consolidar el poder en Francia, el Cardenal suprimió el poder de la nobleza feudal, con medidas como la abolición del cargo de Condestable de Francia en 1626, o la destrucción de todas las fortalezas interiores del país (con la excepción de aquellas que se encontraban en la frontera y eran necesarias para la guerra). Esta última medida, dejó a los duques y condes del país sin defensas contra el rey en una hipotética rebelión. Estas medidas le granjearon el odio de la nobleza.

Otro obstáculo para la centralización del poder fue la división religiosa de Francia. Los Hugonotes, una facción protestante, disponían de una importante fuerza militar y estaban en una rebelión, con el apoyo del rey Carlos I de Inglaterra. En 1627, Richelieu ordenó al ejército real el asedio de la plaza de La Rochelle, bajo mando personal del Cardenal. Las expediciones de socorro comandadas por George Villiers, primer duque de Buckingham, fracasaron, capitulando la ciudad en 1628.

A pesar de su derrota en La Rochelle, los hugonotes, liderados por Henri de Rohan, continuaron la lucha. En 1629 fueron de nuevo derrotados, aceptando la Paz de Alais, que permitió a los hugonotes continuar con su culto, como había sido garantizado por el Edicto de Nantes, aunque Richelieu conseguía abolir sus fueros particulares. Rohan, a diferencia de la mayoría de los líderes rebeldes que se enfrentaron a Richelieu, no fue ejecutado, pasando a ser oficial del ejército francés.

Los Habsburgo españoles aprovecharon el conflicto interno francés para expandir su influencia en Italia. Para mantener ocupado al ejército francés, España financió a los rebeldes. Como respuesta, Richelieu, una vez ganada La Rochelle, lideró un ejército contra España en el norte de Francia.

En ultramar, como abogado de Samuel de Champlain y de la retención de Quebec, fundó la Compañía de Nueva Francia y vio como Quebec, por medio del Tratado de Saint-Germain-en-Laye, volvió al poder francés bajo Champlain, después de que el asentamiento fuese capturado por los hermanos británicos Kirke en 1629. Esto, en parte, permitió que la colonia desarrollara lo que sería el corazón de la francofonía en América del Norte.

Al año siguiente, la posición de Richelieu se vio seriamente amenazada por su antigua protectora, María de Médicis, que creía que el Cardenal le había robado su poder político, y le exigió la dimisión. Luis XIII no era, en un comienzo, contrario a este curso de acontecimientos, dadas sus pobres relaciones con el Cardenal. A pesar de este desagrado, el ministro fue capaz de convencerle. El 11 de noviembre de 1630, María de Médicis y el hermano del rey, Gastón, duque de Orleans, apoyaron la propuesta real de dimisión. El rey, persuadido por Richelieu, pronto dio marcha atrás. Fue el único día que el rey estuvo a punto de acabar con su valido. Esta muestra de apoyo, no obstante, no acabó con el desagrado que sentía por él. Richelieu, aprovechando la necesidad del rey de su apoyo, fue nombrado duque de Richelieu y Par de Francia.

Entre tanto, María de Médicis fue exiliada a Compiègne. Cuando ella y su hijo, el duque de Orleans, volvieron a conspirar contra el Cardenal, fracasaron. La nobleza fue definitivamente debilitada. La única rebelión seria fue la de Enrique, duque de Montmorency en 1632; Richelieu, decidido a terminar con la oposición, ordenó la ejecución del duque. Esta dureza por parte de Richelieu fue aplicada con la intención (y el resultado) de intimidar a sus enemigos. El cardenal asimismo creó una red de espías para mantener la seguridad.

GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS
Antes del ascenso al poder de Richelieu, la mayor parte de Europa se había visto envuelta en la Guerra de los Treinta Años. Los estados de los Habsburgo habían vencido a sus oponentes protestantes, incrementando su poder. Richelieu, alarmado por la influencia de Fernando II de Habsburgo, incitó a Suecia a intervenir. También aceptó prestar ayuda económica al rey Gustavo Adolfo II de manera encubierta, ya que Francia no estaba en guerra con el Sacro Imperio Romano Germánico. Mientras tanto, Francia y España continuaron con su enfrentamiento por el norte de Italia. Cuando en 1630, los embajadores franceses en Ratisbona acordaron la paz con los Habsburgos españoles, Richelieu se opuso y consiguió que Luis XIII no lo ratificara. El acuerdo habría prohibido las interferencias francesas en las hostilidades en Alemania.

Durante el inicio de la década de 1630, los príncipes protestantes alemanes lucharon contra las fuerzas católicas imperiales, y tras una serie de derrotas, en 1635 aceptaron la Paz de Praga. Francia se opuso a dicha paz, en la que los Habsburgo salían victoriosos, por lo que declaró la guerra al Sacro Imperio. Esta abierta alianza de Francia con los protestantes hizo que Richelieu fuera denunciado como un traidor de la Iglesia Católica. La guerra fue inicialmente desfavorable a los franceses, con varias victorias a favor de España y de Austria, que tras Corbie amenazaban París. sin embargo, no pudieron obtener una ventaja decisiva sobre los franceses, que con su contraataque sobre Italia y Cataluña hicieron replegarse a las fuerzas imperiales. La Sublevación de Cataluña dio una ventaja a los franceses, que reclamaron la soberanía sobre Cataluña. La guerra prosiguió en varios frentes, continuándose hasta después de la muerte de Richelieu.

Los gastos militares pusieron en peligro las finanzas reales, por lo que Richelieu creó la gabela (impuesto sobre la sal) y la taille (impuesto sobre la tierra). El clero, la nobleza y la alta burguesía evitaron el pago, así que la carga recayó en los segmentos más pobres de la población. Para facilitar el cobro de estos impuestos y luchar contra la corrupción, el Cardenal reemplazó los recaudadores locales por intendentes (funcionarios al servicio de la corona). Esta política no fue muy bien aceptada, produciéndose varias revueltas entre 1636 y 1639 que fueron violentamente sofocadas.















El Cardenal Mazarino, sucesor de Richelieu


MUERTE DE RICHELIEU
El cardenal Richelieu llegó a ser muy impopular en los últimos años de su vida. Antes de morir, recomendó al rey a su sucesor Mazarino. A su muerte dejó unos 20 millones de libras (fue uno de los hombre más ricos de su época y seguramente el más rico de la historia de Francia, con la única excepción de su sucesor el Cardenal Mazarino). Richelieu legó un millón de libras al rey, quien murió pocos meses después, y para sus gatos dejó una casa y comida asegurada mediante una cuantiosa asignación económica además de dos personas que se encargaran de sus cuidados.[1]

Tras su muerte, el 4 de diciembre de 1642, el también cardenal, Mazarino, le sucedió en el cargo.

FRANCIA
La época de Richelieu fue un momento crucial de reforma en Francia. Al comienzo, la estructura política del país era básicamente feudal, con una nobleza poderosa y una gran variedad de leyes según el territorio. Las diferentes facciones nobles conspiraban periódicamente contra el rey, poseían sus propios ejércitos y se aliaban con potencias extranjeras. Esto dio paso a un estado centralizado bajo el Cardenal. Los intereses locales o religiosos fueron subordinados a los nacionales, representados por el rey.

Este período fue igualmente clave en política exterior para Francia, que, bajo la dirección de Richelieu contuvo la influencia de los Habsburgo. Richelieu no sobrevivió para ver el final de la Guerra de los Treinta Años que, sin embargo, terminó con la decadencia del Sacro Imperio y el ascenso de Francia.

Los éxitos del Cardenal fueron muy importantes para el sucesor de Luis XIII, Luis XIV. Éste continuó la obra de Richelieu, creando una monarquía absoluta, promulgando leyes en contra de la antaño poderosa aristocracia y eliminando todo rastro del poder hugonote con el Edicto de Fontainebleau. Luis XIV llevaría a cabo una exitosa política exterior gracias a su victoria en la Guerra de los Treinta Años, que estableció la hegemonía francesa. Dicha hegemonía perduraría hasta el fin del siglo XVII.

Richelieu sentó las bases del futuro Imperio Colonial Francés y de la posición como potencia en Europa que detenta actualmente.

Por estos argumentos, Richelieu es una personalidad histórica en Francia, al ser uno de los creadores de su espíritu nacional. Ha dado su nombre a una clase de navíos de guerra y a un portaaviones que luego sería renombrado Charles de Gaulle.

Su legado es también importante para el mundo entero: sus ideas de una nación fuerte y con una política exterior agresiva fueron la base de los estado modernos. Las actuales nociones de soberanía nacional e internacional derivan de sus teorías aplicadas en la Paz de Westfalia.

En su honor, una de las salas del Museo del Louvre tiene su nombre.

CRÍTICAS
Richelieu es, asimismo, conocido por la manera autoritaria que usó para conservar el poder. Algunas de las acciones que realizó para este fin fueron la censura de la prensa, la creación de una red de espionaje interior, la prohibición de la discusión de asuntos políticos en asambleas públicas como el Parlamento de París (una corte de justicia) y la persecución y ejecución de rivales políticos. El historiador y filósofo canadiense John Ralston Saul se refirió a Richelieu como «el padre del estado moderno, el poder centralizado [y] de los modernos servicios secretos». Los motivos del Cardenal han sido foco de debate entre historiadores; mientras que unos lo ven como un patriota monárquico, otros lo ven como un cínico hambriento de poder (Voltaire incluso defendió que Richelieu causó guerras para ser indispensable al rey).

ALEJANDRO DUMAS
La imagen posterior de este personaje se debe, sin embargo, al trabajo de Alejandro Dumas, autor de Los tres mosqueteros, novela que describe al cardenal como un ministro codicioso y hambriento de poder. Las diversas adaptaciones de esta obra han dado unos personajes aún más deformados, como la película de 1993, que le muestra como un villano de cuento, sin ningún rasgo favorable.

A pesar de su escasa popularidad, Richelieu ha sido, ante todo, uno de los más hábiles políticos de la historia. Sus actos siempre miraban la salvaguarda de los intereses del estado. Se puede considerar un digno heredero de Maquiavelo. Trabajaba veinte horas al día, a pesar de sus dolencias crónicas. Alejandro Dumas lo retrató como un ser pérfido pero, en realidad, fue uno de los grandes edificadores del estado francés.

ARTE Y CULTURA














Richelieu fue un famoso protector del arte. Él mismo, autor de varios escritos religiosos y políticos (el más famoso, su Testamento Político), financió a numerosos escritores. Amante del teatro, que en esa época no era considerado respetable, patrocinó a escritores como Pierre Corneille. El Cardenal, asimismo, fundó la Académie française, la principal sociedad literaria francesa. Aunque esta ya existía de forma no oficial, en 1635, Richelieu le consigue patente oficial. La Académie Française, compuesta de cuarenta miembros, promueve el francés y su literatura, siendo todavía hoy en día la autoridad competente en esa materia. La protección de Richelieu fue asumida en 1672, jefe de estado de Francia.

En 1622, Richelieu fue elegido proviseur o director de la Sorbona. Durante su mandato, se renovaron los edificios de la institución. Como obispo de Luçon, su estatua permanece en las afueras de la catedral.

Richelieu también se construyó un palacio en París, el Palais-Cardinal. El palacio, renombrado Palais Royal después de su muerte, es ahora la sede del Tribunal Constitucional de Francia, del Ministerio de Cultura y del Consejo de Estado. El arquitecto, Jacques Lemercier, también fue contratado para construir un castillo y una ciudad en Indre-et-Loire (a día de hoy, la ciudad y el castillo de Richelieu). En el castillo, el Cardenal reunió una de las mayores colecciones de arte de Europa con, entre otras, la escultura esclavos (del italiano Miguel Ángel Buonarroti) y pinturas de Pedro Pablo Rubens, Nicolas Poussin y Tiziano.

CARDENAL RICHELIEU

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